lunes, febrero 16, 2009

Opinión pública e Internet en la edad post-Televisa


Gabriel Moreno (Londres) – La cifra de usuarios de Internet en México ha crecido de 2.7 a casi 24 millones entre el 2000 y el 2008, según datos de la Internet World Stats. Es un “crecimiento cabalístico”, del 777 por ciento. En su reporte de economía de la información del 2006, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) afirma que del 2004 al 2005 México y Brasil contribuyeron con 60 por ciento del crecimiento total en número de usuarios individuales de Internet en la región de América Latina y el Caribe. En vista de estas cifras sería razonable pensar que el panorama informativo al que tienen acceso los mexicanos ha cambiado significantemente en un corto periodo de tiempo. También podría aventurarse que al tener más y mejor información, los mexicanos con acceso a Internet pueden generar opiniones y juicios más sólidos, con los cuales analizar el desempeño de los políticos y el funcionamiento de las instituciones democráticas. Es una noción optimista que conviene explorar.

El razonamiento de que Internet promueve una ciudadanía capaz de ejercer sus capacidades democráticas podría ligarse a la llamada teoría de la información. Ésta cuenta con procedimientos para cuantificar un aprendizaje cualquiera con base en los elementos de información que se aprehenden en un proceso de comunicación. Pero sin ir más lejos, el sentido común nos dice que a mayor oferta informativa menor es la capacidad de que la información se centralice y quedé bajo control de alguna parte interesada. Hoy, por ejemplo, sería difícil que la colaboración de Televisa podría bloquear la difusión de sucesos de gran escala como ocurrió en los primeros días de 1994 tras el levantamiento del EZLN. La decisión de Televisa y TV Azteca de omitir la difusión de sus encuestas de salida tras la elección presidencial del 2 de Julio del 2006 – como relata un bien fundamentado artículo de Al Giordano en la New Left Review [disponible en http://www.newleftreview.org/?view=2633]–, tampoco bastó para esconder el hecho de que Felipe Calderón llegó a la presidencia por vías cuestionables, por decir lo menos. El punto es que como instrumento de difusión, Internet permite que un sinfín de actores políticos, sociales y económicos se involucren en los asuntos públicos, cuestionando las versiones y evidenciando las fechorías de las elites tradicionales.

Pero ya sabemos que el sentido común es todo, menos común. Citando a Einstein, un artículo del New Scientist define sentido común como “la colección de prejuicios que se adquieren hasta antes de los 18 años”. La mayor parte del tiempo, dice la publicación, son las creencias que tiene la gente las que predefinen sus percepciones. Para aclarar esto baste un ejemplo. Hace unos días recibí un correo electrónico que un amigo reenvió a una lista de sus contactos. El mensaje incluía un archivo de video adjunto con un “reportaje de investigación” de la cadena en español estadounidense Telemundo. El “asunto” del correo advertía, textual: “NI TELEVISA NI AZTECA lo pasaron por tv...los mexicanos se deben enterar”. El texto invitaba a algo así como una movilización electrónica, donde el remitente pedía: “UNAMOS NUESTRAS VOCES, NO DEJEMOS QUE NOS VEAN LA CARA DE TONTOS YA FUE SUFICIENTE, POR FAVOR NO DEJEN DE VER ESTE VIDEO A TODOS NOS CONVIENE......”.

Palabras más, palabras menos, el segmento de Telemundo afirma, entre una telaraña de ambigüedades y exageraciones, que Felipe Calderón planea “privatizar el petróleo nacional mexicano y luego a transferir los recursos naturales del país a las grandes corporaciones extranjeras”. El informe es narrado por el periodista mexicano Rúben Luengas, que difundió el reporte con base en un texto de David DeGraw, un reportero de la página Alternet.org que a su vez fundamentó sus especulaciones en un artículo de la revista The Progressive. Para maquillar el refrito, Luengas invitó al estudio a un par de analistas que ni medianamente confirmaron la acusación que entre otras cosas, insinuaba que Felipe Calderón está listo para entregar Pemex a Halliburton, la firma de servicios especializados en el sector energético ligada a Dick Cheney, el vicepresidente de Estados Unidos. No sería irracional pensar que el llamado reportaje de Telemundo fue motivado por un sinfín de agendas a intereses de diversa índole. Telemundo, por ejemplo, es miembro de NBC Universal – a su vez unidad de negocios del gigante General Electric –, grupo mediático que se ha caracterizado por sus posturas críticas hacia el Partido Republicano. Pero no es importante ahondar más en el reporte de Telemundo.

El interés, en el contexto que concierne a esta columna, estriba en la interpretación de la persona que inicio la cadena referida. Dejando a un lado la posibilidad de que este sujeto tenga intenciones propagandísticas, llama la atención que parte de sus razonamientos hayan ubicado a Televisa y TV Azteca como culpables por no incluir en sus noticias un segmento producido y editado por Telemundo. Quizás se equivocó y pensó que Telemundo tiene un acuerdo de intercambio noticioso con las televisoras mexicanas. Actualmente no es así. Pero juzgando por sus palabras, en el sentido de que “los mexicanos se deben enterar” y por la implicación de que ver el video significaría una especie de “no más” verle la cara de tontos a los mexicanos, lo que llama la atención es la noción de que una fuente de información alterna a Televisa y TV Azteca equivale a una forma de liberación popular. En efecto, quienes vieron el video lo dieron por bueno. Cito a dos de los que reenviaron el “e-mail”: “Gran parte de la descomposición social que estamos viviendo actualmente se debe a la política entreguista de Felipe Calderón”. Y el amigo quien me envió el mensaje en primer lugar, respondió a una crítica mía de Telemundo, comentando: “Creo que el que sea un refrito no le quita veracidad a lo que sucede”. Mi postura en este caso es que “la nota” de Telemundo es tramposa, porque depende de fuentes indirectas que tienen un marcado sesgo editorial, y porque explota el tema del petróleo mexicano y los intereses extranjeros en éste para vender un comentario editorial disfrazado de noticia. Lo que no quita que Calderón sea un líder sin ideas, a quien no le queda más que el ejército y el capital extranjero para buscar legitimidad.

La cuestión es que un caso aislado en el que una fuente de información “alternativa” genera revuelo y discusión sobre asuntos públicos sirve para preguntarse: ¿Cuáles son los beneficios que la penetración de Internet aporta a la democracia en México? De entrada, la explosión informativa a la que conduce, y la diversidad de puntos de vista que genera. Pero como se dice, cantidad no equivale a calidad y a medida que se incremente el acceso a Internet, las computadoras, la televisión satelital, y la telefonía, también es necesario asegurarse de que la sociedad mexicana no utilizará las nuevas herramientas para reproducir las viejas ideas. Pensar que Televisa y TV Azteca conspiran las 24 horas del día para ocultarle algo a los mexicanos, o que Calderón se la pasa en Los Pinos tramando como entregarle el petróleo mexicano a los gringos, es signo de actores sociales pueriles, que están dispuestos a repetir aquellos planteamiento que se acercan más a su opinión. Repito la pregunta: para los afortunados que tenemos acceso a Internet, ¿qué vamos a hacer?

2 comentarios:

Carlos G Garibay dijo...

Recibe un saludo Gabriel. Me permitiré agradecerte el link a la carta publicada en PROCESO y hacer mi comentario en el mismo espacio.
Me parecio muy acertado tu punto. Como profesional de la informática estoy consciente de que una exposición indiscriminada a una enorme cantidad de datos no siempre es benéfico. En el caso de Internet, los usuarios en general tienden a aceptar como verdadero todo lo que ven en su computadora, como en su momento sucedió (y sigue sucediendo) con la TV y los demás medios masivos de comunicación. Es de esperar que el uso moderado de dicha información, el criterio, y la apertura de mente prevalezcan... aunque se percibe como algo utópico e iluso. Excelente columna, un abrazo Gabriel.

Gabriel Moreno dijo...

Gracias Carlos por tu comentario. Para el hombre de las cavernas, el mundo de hoy luciría como una utopia. Queda esperar ahora que toda la información y tecnologías disponibles sirvan para formar una opinión pública más involucrada y responsable. Más que utópico es urgente.